Las primas de los seguros de Vida y No Vida seguirán creciendo hasta 2027

La mejora en las condiciones económicas globales durante 2024 y 2025 se prevé como un factor determinante para el desempeño del sector asegurador. De hecho, MAPFRE Economics ha mejorado su previsión para el crecimiento global en dos décimas hasta el 3,1 %. El escenario de base considerado en las previsiones que se presentan en este informe continúa plasmando la idea central de una desaceleración cíclica y fuerzas inflacionarias más tenues, con un efecto de los aranceles limitado en 2025 y previsiblemente más perceptibles de cara al año próximo.

“El sector asegurador sigue demostrando su capacidad de adaptación al nuevo entorno de incertidumbre en el ámbito geopolítico, el cual parece moderarse, con crecimientos en los niveles de la actividad aseguradora que se revisan ligeramente al alza”, destaca el informe.

Así, se prevé que las primas de los seguros No Vida experimenten un crecimiento a nivel global del 5,4 % este año y del 5,6 % el que viene, mientras que las primas de los seguros de Vida experimentarían un alza del 6,2 % en 2025 y del 6,5 % en 2026.

“A pesar de las bajadas graduales de los tipos de interés libres de riesgo de mercado, unos niveles más estables con pendientes que ofrecen una prima por plazo positiva y niveles que superan a las expectativas de inflación seguirán favoreciendo el desarrollo de los seguros de Vida vinculados al ahorro y la inversión, con la ayuda adicional del buen comportamiento de los mercados de renta variable que continúan tocando máximos históricos en los principales índices mundiales”, destaca el informe.

El reaseguro continúa mostrando una sólida posición financiera este año. Según MAPFRE Economics, las renovaciones de los contratos de reaseguro realizadas en enero de 2025 han evidenciado una mejora tanto en precios como en condiciones, lo que indica una capacidad adecuada y una estabilización en las tarifas relacionadas con el reaseguro de riesgos por catástrofes ambientales.

Por otro lado, se prevé que las pérdidas aseguradas ocasionadas por desastres naturales mantengan un crecimiento anual sostenido de entre el 5 % y el 7 % en términos reales, alcanzando cifras relevantes. Este escenario resalta la necesidad de que el sector asegurador continúe adaptándose de manera proactiva a los riesgos extraordinarios y a los desafíos derivados del cambio climático.

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